Formados para salvar vidas

El Colegio Pureza de María de Ontinyent  se ha convertido desde este lunes en espacio cardioprotegido, al dotarse de un desfibrilador semiautomático. Con la instalación de este desfibrilador, desde el centro prestaría una primera asistencia dentro de la cadena de supervivencia.

Un espacio cardioprotegido es aquel lugar que dispone de los elementos necesarios para asistir a una persona en los primeros minutos tras una parada cardíaca. “Una parada cardiaca puede ocurrir a cualquier persona, en cualquier momento y en cualquier lugar”.

Además se ha formado a los profesores, personal de administración y servicios en soporte vital básico. Cuando una persona que sufre una parada cardiaca se halla en una situación tan desesperada en la que cualquier ayuda puede marcar la diferencia entre el fallecimiento y la recuperación. Ninguna de las atenciones que se intenten puede ser perjudicial.

Lo primero que hay que hacer es solicitar atención médica, llamando al teléfono de emergencias 112. A la hora de dar el aviso es muy importante explicar que la persona que tenemos delante está sufriendo una parada cardiaca. Si se hace de forma correcta, el personal del equipo de emergencias enviará lo más rápidamente posible un equipo médico-sanitario con el dispositivo técnico adecuado.

Mientras esperamos al servicio de emergencias, el siguiente paso es comprobar el estado del paciente. Para ello, mueve suavemente a la víctima por el hombro, valorando si tiene algún tipo de respuesta. Comprueba también si respira o no.

Si el paciente presenta una parada cardiaca y no respira, se deben realizar técnicas de reanimación cardiopulmonar. Aunque es una medida bastante conocida, se ha comprobado que la respiración boca a boca resulta innecesaria e ineficaz, ya que lo realmente importante es realizar un masaje cardiaco correcto. Se deben poner ambas manos en el centro del esternón del paciente y hacer compresiones hacia abajo con los brazos extendidos en ángulo recto respecto cuerpo de la víctima. Hay que comprimir el esternón hacia abajo unos 4-5 cm, con una frecuencia aproximada de 100 veces por minuto, e intentar que las compresiones sean rítmicas y regulares, es decir, con las mínimas interrupciones posibles. El masaje cardiaco se debe mantener hasta que la víctima recupera el conocimiento o hasta que llegue la asistencia médica.

 

La fibrilación ventricular es la responsable inicial de hasta un ochenta y cinco por ciento de las paradas cardiacas extrahospitalarias.

Los desfibriladores externos semiautomáticos son unos dispositivos que permiten identificar sin errores las arritmias potencialmente graves que requieren administrar descargas eléctricas.

Estos aparatos pueden ser utilizados por personal no sanitario adecuadamente formado para su uso, permitiendo una primera actuación, que por si inmediatez, puede mejorar las posibilidades de supervivencia de las personas afectadas por estas patologías.